Juan Miguel Ramírez Sarabia (Chano Lobato) nació en Cádiz en 1927.Nacido en el Barrio de Santa María (Cádiz), se inició en los tablaos de su ciudad natal, en la Venta La Palma, junto a Aurelio Sellés, Servando Roa y Antonio El Herrero. Después se desplazó a Madrid y gracias a Pepe Blanco debutó profesionalmente, pasando a ser parte del ballet de Alejandro Vega.
Durante veinte años cantó como "cantaor de atrás" con Antonio "El Bailarín", y actuó por todo el mundo junto a Manuel Morao o El Serna. Después cantó para bailaores como Matilde Coral, su mujer Rosario la Chana, Carmen Amaya, Manuela Vargas. En 1974 obtuvo el premio Enrique El Mellizo en el Concurso Nacional de Córdoba (España).
Chano Lobato destacaba principalmente en soleás, bulerías y alegrías, también en tangos, aunque su cante fuera de la siguiriya a la malagueña, de las cantiñas a los soleares, de las tonás y los martinetes a la farruca y el garrotín o los cantes de ida y vuelta.
era de esos cantaores especiales que sólo concitan admiración y afecto.
Aunque no es gitano, sentia Cádiz y el flamenco desde su nacimiento.
Escuchar cantar a Chano Lobato era transportarnos mágicamente a Cádiz y a sus fiestas más populares. Y no entendamos por esto que Chano era un cantaor festivo que solamente hace los cantes que le van a su temperamento abierto y gracioso.
Chano era un gran conocedor del cante y no solamente los estilos propios de su tierra: su forma de interpretar siguiriyas, soleares, malagueñas, tonás y un largo etc., demuestra que es un cantaor de los que llamamos completos.
cuando estába en el escenario, entre cante y cante, Chano era un derroche de simpatía que enseguida establecia un cálido contacto con el público al que hacia reír con sus ocurrencias y anécdotas, despertando afecto y admiración. Pero en cuanto empezaba a cantar, Chano se entregaba por entero a su propio cante haciendo brotar toda la jondura que llevaba dentro. Y donde antes era un intercambio de risas y palabras simpáticas entre cantaor y público, se hacia un silencio total, casi religioso, para escuchar al maestro. Y el torrente de aplausos con el que era premiado cada uno de sus cantes, era suficientemente elocuente del respeto y admiración que se le tenia a este gran artista que el año 1986 recibió la III Distinción Compás del Cante.
Chano Lobato, al principio de su carrera artística, fue uno de los mejores cantaores para bailar que han existido como lo demuestra los casi veinte años acompañando al bailarín Antonio. Liberado de aquella servidumbre, Chano cantaba junto al guitarrista; y si el cante de "atrás" lo perdió, el de "adelante" lo gano para gozo de los amantes del cantaor conversando con la guitarra.
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